Vino por primera vez a Madrid desde Alicante, su ciudad natal, con la compañía alicantina Teatre de l’Aigua. Ni siquiera tenía intención alguna de buscar trabajo en la capital y, sin embargo, lleva ya viviendo en ella más de 26 años en el noble oficio de iluminador teatral y haciendo de eso, además de su profesión, su pasión, su razón de vivir.