El secreto no está solo en su mítica partitura y en sus deslumbrantes coreografías. Lo que ha hecho que Grease perdure a lo largo de generaciones es su autenticidad, su retrato -a veces duro, pero siempre cercano- de un grupo de adolescentes enfrentados a las emociones más básicas y a los conflictos más elementales de todo joven. Siempre habrá una versión juvenil de ‘Grease’.