Cuando a Toni el veterinario le aconseja eutanasiar a su perra Rita, su seguridad personal se desvanece. Julia, que para decidir sobre lo que deben hacer los otros, no tiene problema, tiene muy claro cuál es la decisión que debe tomarse. Toni tendrá que aceptar que su perra Rita se está muriendo y, a su vez, Julia deberá aceptar que la madre de ambos, que también se llama Rita y que sufre Alzheimer desde hace años, también está al final de su vida.