Con una apabullante escenografía de Sebastiá Brosa que realza el poder del conocimiento y una iluminación potenciada para reflejar que estamos ante algo mayúsculo de Juanjo Llorens la obra dirigida por Mario Gas recurre al minimalismo en los movimientos escénicos (algo tendrían que ver las distancias exigidas por la pandemia) dejándonos ante un recital del dios José María Pou.