“Cada espacio tiene su encanto -asegura el diseñador de luz-, y no hay unos mejores que otros. Por ejemplo, para mí, quizás el más cómodo es el Lliure de Barcelona, la sala grande de Montjuic, pero al mismo tiempo es un espacio inmenso… Ahora el madrileño Teatro de la Comedia está muy bien adaptado técnicamente, o el María Guerrero , o el Español… Pero, además, hay que tener también muy en cuenta las escenografías porque ellas te condicionan mucho a la hora de trabajar la luz. Y por eso ahí están siempre nuestros ‘tira y afloja’ con directores y escenógrafos a la hora de iluminar ”
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